El paje

17/09/2010 637 Palabras

¡Ah, el paje, rosado y lánguido, rubio y grácil, como un querubín de los que adornan el arco plateresco del camarín de Nuestra Señora! Sí, lo ha visto de cerca, en la misa de las once; allí estaba como en otros días, con los ojos puestos en la Virgen, toda de azul con estrellas de plata, o bien escuchando, sin pestañear, el sermón del padre Larios, quien habla de la maravillosa peregrinación de los niños en la Santa Cruzada. Lo ha visto envolverse en la capa y dejar la iglesia, para volver a la casa de sus señores; quizás para llevar el quitasol a esa horrible condesa que recorre diariamente, de arriba abajo, la Calle de Millán, para disipar el reuma; quizás para ir al lado de la litera cuando la vieja se dirige a llevar su limosna al beaterío de San Lorenzo. Pero él no ha advertido nada y pasa indiferente ante la beldad de la señorita, quien debajo de su velo de blonda negra de Valencia se ha encendido súbitamente y está a punto de tirarle del balandrán y...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info