El paraíso: Capítulo XVI
El paraíso de las mujeres: Capítulo XVI de Vicente Blasco Ibáñez Donde el Hombre-Montaña deja de ser gigante y da por terminado su viaje Se vio envuelto en pegajosa obscuridad. Una fuerza voraz tiraba de el, absorbiéndole. Así fue descendiendo a las regiones inferiores, donde las tinieblas eran aún más densas. Braceó desesperadamente al sentir las primeras angustias de la asfixia, dando al mismo tiempo furiosas patadas en el ambiente líquido. Tenía la certeza de que iba a morir ahogado, y esto mismo comunicaba a sus fuerzas un nuevo vigor. - ¡No quiero morir, no debo morir! -se decía Edwin. El egoísmo vital se había apoderado de el, borrando las tristezas sentimentales de poco antes. Ya no se acordaba de la dulce Popito ni de Ra-Ra, suicida por amor. Este pigmeo podía matarse, era dueño de su vida, y el no pensaba negarle el derecho a disponer de ella. Pero el Gentleman-Montaña no alcanzaba a comprender en virtud de que razones debía imitar al otro,...
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