III. Infancia y juventud

28/01/2011 3.732 Palabras

La conciencia de la negritud Pero la piel de Luther King tenía un color especial y de ello no tardó demasiado tiempo en darse cuenta. El mismo lo narra con palabras sencillas: «Durante tres o cuatro años, mis compañeros inseparables fueron dos muchachos blancos cuyos padres poseían tiendas en la misma casa donde tenemos nuestra casa en Atlanta. De pronto algo empezó a suceder. Cuando cruzaba la calle para reunirme con ellos, sus padres me decían que no podían jugar. No eran hostiles, se deshacían en excusas. No pude aguantarme más e interrogué a mi madre.»

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info