La Revolución de Julio : 11
La Revolución de Julio Capítulo XI de Benito Pérez Galdós Abril de 1854. Recibo un pliego en sobre con filetes de luto. «¡Quién se habrá muerto!», digo al abrirlo, no sin ligero temblor, porque me asustan las defunciones de personas conocidas... Resultó que no era un muerto, sino un vivo que coleaba, un papel clandestino titulado El Murciélago... Leo en él furibundas diatribas contra los polacos. Cada párrafo es emponzoñada flecha, o un canto muy duro disparado contra cabezas altas y medianas. Los anuncios son crueles epigramas. «El que desee conseguir un destino, diríjase a don Fulano de Tal. En el Ministerio de Fomento darán razón. La cantidad que se estipule, se ha de dar anticipadamente. No se admiten corredores». Versos no mal construidos ponen en la picota a los Ministros, y en ella reciben una zurribanda de azotes. A San Luis se le llama el condesillo; lacayos a los Ministros; a la Corte, centro de liviandades. En el pie de imprenta se lee: «Editor...
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