La Revolución de Julio : 13
La Revolución de Julio Capítulo XIII de Benito Pérez Galdós No le dejé concluir: ya el sonsonete de su voz, que había empezado festiva, volviéndose gradualmente cavernosa y lúgubre, retumbaba en mi cerebro como el insufrible aleteo del moscardón. Con un socorro pecuniario correspondí al ofrecimiento de sus servicios, y puse precio razonable a su filosofía policíaca, forma vaga de humanismo no disconforme con mis ideas... Para él sería yo el verdadero Gobierno, el Estado efectivo; y pues mi bolsa suplía las escaseces de la nómina oficial, a mí debía darme Sebo el fruto informativo de su trabajo, entendiéndose que jamás haría yo uso inconveniente de tan extraña subrogación. Retirose el hombre muy contento, y aquel mismo día por la tarde medio pruebas del entusiasmo y diligencia con que a mí se acogía, llevándome nuevos informes del Bartolomé Gracián, los cuales avivaron hasta lo indecible la curiosidad que aquel extraño conspirador había despertado...
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