VIII. Un pensador solitario

27/01/2011 4.563 Palabras

Diderot en prisión En estas circunstancias se produjo la detención de Diderot. La publicación de su Carta sobre los ciegos no resultó del agrado de las autoridades, y fue encerrado en el Torreón de Vincennes. Rousseau experimentó una tremenda angustia al conocer la noticia. Apresuradamente escribió a madame de Pompadour para solicitar la libertad del amigo o ser encerrado con él. Por supuesto, jamás recibió respuesta alguna. Deprimido por la situación, aceptó la invitación del barón de Thun, gobernador del joven príncipe heredero de Sajonia-Gotha, para pasar unos días en Fontenoy-sous-Bois. En esta ocasión fue cuando trabó amistad con el divertido ministro capellán Klupffel y con Grimm. Al regresar a París se encontró con la buena noticia de que Diderot había abandonado el Torreón y se le había dado por prisión el castillo y los jardines de Vincennes, donde se le permitía recibir a sus amigos. Corrió a verle y, al encontrarse, lo abrazó fuertemente sin poder hablar más que entre llantos y sollozos. Diderot estaba en compañía de D'Alambert y del tesorero de la Saint-Chapelle. Cuando pudo desprenderse de las efusividades de Jean-Jacques, dirigiéndose al eclesiástico, le dijo: «Vea, señor, cómo me quieren mis amigos».

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info